En el último año hemos sido testigos de las terribles consecuencias provocadas por la pandemia de COVID-19 y las infecciones por el virus SARS CoV-2 que han modificado el quehacer de toda la humanidad tanto a nivel individual, colectivo, social, económico y sobre todo sanitario; convirtiendo esta situación en una balanza cuyo contrapeso todavía favorece al virus. 

En los últimos meses, sin embargo, diversos países han iniciado sendas campañas de vacunación en orden a reorientar finalmente el curso de los acontecimientos a favor de la especie humana; sin embargo, diversas voces disonantes se han hecho escuchar desalentando estas campañas de vacunación y poniendo en riesgo el control a corto plazo de la pandemia. Por ello como ASOPEDES, como principales aliados médicos de la vacunación en general, nos permitimos exponer a la opinión pública nuestra postura para ilustrar objetivamente los hechos que por desconocimiento o dolo se le atribuyen a las nuevas vacunas contra el SARS CoV-2

  1. Las Vacunas contra el COVID NO se desarrollaron “a la carrera.” Las vacunas para COVID-19 tuvieron su antecesor en los prototipos de vacunas desarrolladas para SARS y MERS, otras enfermedades provocadas también por coronavirus. Sin embargo, SARS y MERS provocaron brotes auto limitados de tal manera que al final de los brotes la implementación de la vacuna no mostró ser necesaria para provocar un golpe de timón a la situación sanitaria relacionada con estos virus. Teniendo ya la tecnología desarrollada para estas vacunas contra coronavirus similares, la implementación para adaptarla a este nuevo coronavirus ahorró una cantidad significante de tiempo.
  2. “NO es preferible la inmunidad de rebaño por la enfermedad natural”. A pesar de que la mayoría de los pacientes con infección por SARS CoV-2 salen adelante, cerca del 20% se vuelven graves y son atendidos en los sistemas de salud y de estos 2 al 5% mueren. Para alcanzar la inmunidad colectiva se requeriría que más del 60% de la población haya padecido la enfermedad suponiendo una mortalidad de 250 millones de personas, sin contar los costos exorbitantes para las economías del mundo. Si bien la vacunación no está exenta de efectos secundarios graves, éstos no exceden el 0.1% y de estos los casos mortales son aun más raros. 
  3. “Las Vacunas NO producen complicaciones serias y enfermedades”. Algunas entidades como la Mielitis transversa, parálisis de Bell, el síndrome de Guilliain-Barré, el Síndrome de Fatiga Crónica y otras afecciones neurológicas diversas pueden ser provocadas por la infección salvaje por el virus y deben separarse de los probables efectos adversos provocados por la vacunación, si bien los estudios de seguimiento de personas vacunadas muestran algunos resultados adversos, no se han documentado estas enfermedades en los grandes cohortes de vacunación investigados. En el caso de reacciones graves a la vacuna de COVID-19, se espera cerca de 1 reacción grave por cada millón de dosis aplicadas, misma proporción que se maneja para otras vacunas.
  4. “Las vacunas con ARNm NO van a modificar nuestro genoma”. Las vacunas que ahora incluyen el ARN mensajero no es una tecnología nueva, ya se han implementado en otros medicamentos como una pro droga que utiliza las mismas herramientas que el virus para sintetizar solo una de las tantas estructuras del virus que permite al cuerpo reconocerla y desarrollar anticuerpos contra ellas. Este componente solo es un mensajero transitorio y muy fugaz en la célula humana que nunca entra en contacto con el núcleo y que desaparece rápidamente una vez cumplida su misión.
  5. “Las cepas mutantes NO son el producto de la vacunación”. Los virus tienden a mutar para adaptarse y esto sucede en virtud de su reproducción, es de esperar que se den estas y otras mutaciones mas adelante, sin embargo, estas no son producto de la vacunación, algunas mutaciones que se dan de forma natural hace disminuir la efectividad de ciertas vacunas como es el caso de la cepa de Sudáfrica y la vacuna de AstraZeneca por lo que en la medida que implementemos la vacunación masiva detendremos la producción de nuevas cepas mutantes y protegeremos la efectividad de las vacunas existentes.

Por lo tanto, como Asociación de Pediatría de El Salvador manifestamos que:

  • Somos fieles creyentes de la vacunación como la principal y mas efectiva estrategia para el control y prevención de las enfermedades infectocontagiosas. Desde la década de los 50s hemos sido testigos de como la vacunación ha salvado millones de vidas en el mundo con el desarrollo de cientos de diferentes tipos de vacunas muchas de ellas en uso actual.
  • Estamos consientes de las preocupaciones que existen alrededor de una vacunación masiva, pero confiamos plenamente en la rigurosidad de los estudios científicos desarrollados y en la calidad y empeño de la industria farmacéutica. 
  • No esperamos que la vacunación esté exenta de efectos adversos en la población, sin embargo, estamos seguros de que aun con las vacunas que muestran menos efectividad, el beneficio en términos económicos y en vidas salvadas superará ampliamente al daño de la enfermedad.
  • Hacemos un llamado a la población a confiar en las vacunas como medicamentos seguros y efectivos para hacer prevalecer la salud y en la vacunación como método de prevención efectivo y confiable para lograrlo.
  • Solicitamos a las autoridades de salud a continuar los esfuerzos para hacer llegar lo antes posible esta estrategia a toda la población.
  • Nos ponemos a la disposición como ente colegiado de mentalidad crítica para analizar y apoyar todas las estrategias en torno a este proceso.

¡Las vacunas funcionan para todos…! Lema de la semana mundial de la vacunación 2020 OMS

San Salvador, 11 de febrero de 2021